CARMEN

El desafío de Carmen: España interpretada por un coro napolitano que canta en francés; es bello porque esta contradicción es parte de todo mi mundo: trabajo en una compañía en la que somos una cincuentena de personas, provenientes de 18 naciones distintas, donde hablar idiomas diferentes abre horizontes particulares, porque ninguno habla bien y todos se entienden. Hay un tema lleno de interrogantes, la violencia sobre las mujeres por ejemplo: ya sea cortar el camino, impedir que alguien pueda ir en la dirección que desea, aún si te parece injusta y llena de maldad, sin embargo cada uno de nosotros es libre de tomar determinadas decisiones. En Carmen era necesario encontrar un forma en que todo esto no fuera demasiado estereotipado. Entonces la luz, el esplendor de la puerta de Sevilla, esta luz que crea zonas de esplendor y zonas de sombra permite evidenciar esta mínima especularidad que tenemos: zonas de noche y zonas de día, somos relucientes y maravillosos en el deseo de ser libres y somos a veces trágicos en nuestro pisotear sin darnos cuenta el alma de los otros.

Buscamos hacer esta Carmen con un piso espejo que pudiese invertir continuamente el arriba y el abajo y permitiese volver más complejo cada personaje. La clave de lectura de esta Carmen está en poner en evidencia la fragilidad de cada personaje, para evitar que todos se convirtieran en vencedores totales o en perdedores totales. Cuando nos reunimos con Julie, Maria, Hugo, Geneviève, Alexis y todo el equipo creativo, buscamos encontrar imágenes que, superpuestas unas a otras, pudieran crear un encanto.
El lenguaje del verismo en escena quizás puede volver todo más falso. Crear un espejo, un mundo surreal en el cual hacer mover el coro y los cantantes crea imágenes que pueden ser más verdaderas que la realidad misma: buscamos excavar en esta extraordinaria partitura, buscando aquellas facetas un poco más escondidas.
Esta puesta también fue pensada en forma pictórica, la luz es definida también a golpes de pincel, con cuatro colores dominantes: el amarillo del primer acto, el blanco del segundo, el negro y el rojo. También con Giovanna buscamos construir una cromaticidad; con Hugo, una escenografía para hacer dialogar música y vestuario, en la cual estas pinceladas de color evidenciaran los estados de ánimo de manera muy pictórica: queríamos que fuera España pero no precisábamos necesariamente representarla en todo. Entonces sí, están estas puertas que remiten a Sevilla, están las sonoridades, y de golpe estos trajes que son de un lugar, de pronto se mezclan, aludiendo a una dimensión que remite al lenguaje de los sueños.
Buscamos hacer resurgir imágenes que provienen más de la zona del inconsciente y así de golpe se las puede reconocer, porque no es totalmente directa o verista su representación; entran en la luz y desaparecen todo el tiempo, como si fuesen peces en el agua, que no reconoces, pero percibes que están y se mueven.

Daniele Finzi Pasca
Director

Música de Georges Bizet
Libreto de Henri Meilhac and Ludovic Halévy

Director | Zubin Mehta / Jacques Delacôte
Director y Co-diseño luces  | Daniele Finzi Pasca
Directora Creativa Asociada | Julie Hamelin Finzi
Coreografía | Maria Bonzanigo
Escenografía | Hugo Gargiulo

Vestuario | Giovanna Buzzi
Asistente de dirección | Geneviève Dupéré
Co-diseño luces | Alexis Bowles
Efectos especiales | Roberto Vitalini “Bashiba”
Asistente de escenografía | Matteo Verlicchi
Asistente vestuario | Ambra Schumacher
Asistente diseño luces | Marzio Picchetti
Asistente efectos especiales | Sebastiano Barbieri

Carmen, María José Montiel/ Clémentine Margaine
Don José, Brian Jagde / Andeka Gorrotxategui
Micaëla, Eleonora Buratto/ Jessica Nuccio
Escamillo, Kostas Smoriginas / Ruben Amoretti
Frasquita, Sandra Pastrana
Mercédès, Giuseppina Bridelli / Annunziata Vestri
Le Dancaïre, Fabio Previati
Le Remendado, Carlo Bosi
Zuniga, Gianfranco Montresor
Moralès, Roberto Accurso

Orquesta, Coro, Cuerpo de Baile y Coro de niños del Teatro San Carlo

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